Pasé por alto sus comentarios sobre las bondades de la “gente que no se manifiesta”, “que no abre los telediarios y las portadas de los periódicos internacionales”, tras las protestas y altercados con las fuerzas de seguridad en las manifestaciones populares del 25S, Al fin y al cabo no pasa de ser uno más de sus muchos exabruptos, y de sus arranques de ira cuando la gente le lleva la contraria y se le levanta harta ya de este expolio continuado.
A él le gusta más que el rebaño se quede bien quieto mientras se le esquila. No se puede esquilar bien y a gusto a una oveja nerviosa, inquieta y agitada. No rinde tanta lana. Nos prefiere así, aborregados, que ya lo estamos, y dopados por los obsesivos y soporíferos mantrams del déficit y toda su metralla conceptual asociada.
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