Por coherencia interna con mis valores, por puro imperativo
moral, por seguir los mandados de mi corazón, por utópicamente no renunciar a
un mundo más justo, donde se repartan más equilibradamente la riqueza, la
alegría y los recursos, por amor.
No puedo, no ya defender o apoyar un sistema de
extracción sistemática y cruel de la riqueza del planeta en favor de unos pocos,
como se me indica que es lo correcto, sino que ni siquiera puedo condescender
con él, concederle el beneficio de la duda, mirar para otro lado o no beligerar
activamente. ¿Por qué no puedo? Por coherencia interna con mis valores, por
puro imperativo moral, por seguir los mandados de mi corazón, por no renunciar a
la utopía de un mundo más justo, por, simplemente, amor.
A quién tenga programado algún rato para no mirar
para otro lado, le recomiendo vivamente que se descargue y lea el informe
mencionado. No tiene desperdicio. Ha pasado de puntillas por los medios la
semana pasada, como no podía ser de otra manera, y, de momento, puedes descargártelo
de la página web de Intermón Oxfam en:
Para los que tienen otras cosas mejores a las que dedicar
el tiempo, el informe ayuda permitiendo tres niveles de intensidad de lectura. Un
primer extracto resumen muy, muy condensado que reproduzco íntegro a
continuación:
“ La
desigualdad económica crece rápidamente en la mayoría de los países. La riqueza
mundial está dividida en dos: casi la mitad está en manos del 1% más rico de la
población, y la otra mitad se reparte entre el 99% restante. El Foro Económico
Mundial considera que esta desigualdad supone un grave riesgo para el progreso
de la humanidad. La desigualdad económica extrema y el secuestro de los
procesos democráticos por parte de las élites son demasiado a menudo
interdependientes. La falta de control en las instituciones políticas produce
su debilitamiento, y los gobiernos sirven abrumadoramente a las élites
económicas en detrimento de la ciudadanía de a pie. La desigualdad extrema no
es inevitable, y puede y debe revertirse lo antes posible”.
Después ofrece un segundo nivel de dedicación que
consiste en un resumen ejecutivo muy completo y contundente, para, a
continuación, pasar al cuerpo principal del informe en el que se entra en una
dinámica de datos sobre desigualdad, injusticias, malas prácticas democráticas,
cuando no secuestros puros y duros de la democracia, servidumbre de la clase
política a las élites y puesta de manifiesto de la facilidad con que los que
tienen mucho pueden seguir esquilmando sistemáticamente a los que tienen mucho
menos hasta convertirlos en los que no tienen nada. Las cifras son impactantes
y de difícil digestión si te preocupa algo más que tu propio ombligo.
El informe contiene una especie de anexo para la
situación de España que no tiene desperdicio y que podéis también descargar en
el mismo enlace. Inteligente, directo, claro y concluyente de la realidad
española, para la que me reservo un próximo espacio, continuación de éste.
Pero, si la palabra antisistema todavía te
despierta un tufo izquierdista emanado desde los arcanos de la historia
reciente, que te produce un rechazo instintivo, nada más lejos. Te acompaño una
cita de todo un Presidente de los Estados Unidos: Franklin Delano Roosevelt, el
del crack del 29, el del “New Deal” y el de la guerra contra el nazismo, que da
fuerza y soporte a las conclusiones del informe:
“El Gobierno más libre del mundo, si
existiese, dejaría de ser aceptable si sus leyes tendiesen a generar una rápida
acumulación de la propiedad en pocas manos, haciendo que la inmensa mayoría de
la población fuese dependiente y sin recursos”