Antes "indignados", ahora "concienciados".

Este es un blog para estar informado, para analizar, para discernir, para comprender, par ver más allá de lo evidente, para tomar conciencia de cómo funciona la sociedad, quién la dirige, y cual es nuestro papel, lo cual nos permitirá avanzar en el camino hacia un mundo nuevo. Sin consignas, sin apasionamientos, sin indignación; con criterio, con sentido común, con firmeza, con honestidad.

martes, 19 de junio de 2012

Otra "conciencia tranquila"

La primera vez que oí esta frase, de forma consciente, fue a George Bush cuando abandonaba la presidencia de Estados Unidos. Se iba del cargo “con la conciencia tranquila”, después de haber arrasado Irak, Afganistán y su propio país con la crisis financiera y la caída de Lehman Brother. Con la conciencia tranquila.

Una vez que fui consciente de la frase, empecé a oírla con frecuencia, con demasiada frecuencia por desgracia, a casi todos los políticos corruptos y sorprendidos en su corrupción: Francisco Camps y su aprendiz Ricardo Costa, Francisco Correa y Bigotes, los degenerados altos funcionarios de la Junta de Andalucía, etc, etc, etc,

Hace pocos días la he oído de nuevo, ahora a Carlos Dívar, el Presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, la máxima instancia judicial de este país, en relación a las acusaciones contra él por las reiteradas juergas que se corrió a costa del erario público. El también tiene “la conciencia tranquila”. No sabemos con seguridad si se marchará pasado mañana, no lo ha dicho claro, pero si sabemos que su conciencia se marcha tranquila. Otro más en la larga lista.



A los ciudadanos no nos engaña su conciencia tranquila pero nos ofende muy seriamente porque, si bien no se ha gastado demasiado dinero público, en términos absolutos, en términos de integridad y de honradez, ha dejado a la justicia española por los suelos, y eso es muy grave. ¿En quién confiar ahora?.

Pero además de ese importante daño, lo peor es que entre todos han defenestrado a la palabra “conciencia”, la han vaciado de contenido y la han robado su poder como herramienta para medir y acrecentar la integridad y el valor moral de las personas que tienen la honradez y la honestidad como una alta meta individual y colectiva.

Obrar “en conciencia”, actos “de conciencia”, mejoro mis actos para que no “me remuerda la conciencia”, tengo de verdad “la conciencia tranquila” son expresiones a las que hay que devolver su significado pleno y poderoso reivindicando la integridad personal, la honestidad y la impecabilidad como un altísimo valor de conducta humana necesario para la convivencia pacífica y feliz de la sociedad humana.

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