Antes "indignados", ahora "concienciados".

Este es un blog para estar informado, para analizar, para discernir, para comprender, par ver más allá de lo evidente, para tomar conciencia de cómo funciona la sociedad, quién la dirige, y cual es nuestro papel, lo cual nos permitirá avanzar en el camino hacia un mundo nuevo. Sin consignas, sin apasionamientos, sin indignación; con criterio, con sentido común, con firmeza, con honestidad.

sábado, 2 de junio de 2012

El negocio de la desconfianza

El “crimen financiero organizado” desde su guarida de la “city” londinense, vive el mejor de los mundos posible con respecto a España. ¿Para qué van a tener confianza en la economía española si con ello pierden tasa de interés y, por tanto, beneficios?. ¿Por qué van a confiar si con ello pierden dinero?. El mejor de los mundos posible, repito.
Sobre el papel, la confianza de los mercados significa que te presto o no te presto dinero si confío o no confío que me lo vas a devolver, porque si no me lo vas a devolver entonces no te lo presto. Pero el mundo financiero real, en su gran hipocresía, razona de otra manera: como hay un riesgo de que no me devuelvas el dinero que te voy a prestar, te cobro más intereses como premio a mi riesgo, pero te sigo prestando el dinero, que en el fondo se que, de una manera u otra me vas a devolver, pero así, haciendo leña de tu debilidad, finalmente gano más dinero a costa de tus deficiencias. Son como los buitres, atacan al enfermo, al débil, al moribundo, con saña redoblada pensando en repartirse sus entrañas.
Vistos desde fuera, los esfuerzos del gobierno español por ganar la confianza de los mercados son patéticos, porque el verdadero negocio de éstos es mantener al ultranza la desconfianza, tenga ésta o no base real. Nuestro políticos se arrastran ante la gran banca presentando como logros los hachazos presupuestarios a su propio cuerpo social,  la autolesión de su ciudadanía, y cualquier comentario gracioso en los periódicos financieros, sicarios de este “crimen organizado”, cualquier declaración destemplada de los burócratas lacayos de la gran banca convierte en papel mojado el sufrimiento de miles de ciudadanos anónimos y en absoluto culpables de nada.
Deberíamos plantar cara. España no gusta en Europa, nunca ha gustado y nunca gustará, por muchas declaraciones institucionales de unidad que se hagan. Somos, los unos para los otros,  razas distintas, genéticas distintas, y en las memorias históricas europeas, aunque cueste creerlo, todavía persisten los miedos atávicos a los tercios, al poder del imperio. De ahí este denodado esfuerzo de ingleses y alemanes, a veces juntos, a veces por separado, por aplastarnos una cabeza que empezaba a levantarse de nuevo en busca de un destino propio, pero esta vez sin armas, ya que no son necesarias cuando se maneja y controla el gran capital financiero, simplemente, hundiendo el tejido empresarial español con la negación del crédito, absorbiendo el excedente productivo de los próximos 25 años vía intereses de la deuda, y abriendo la brecha tecnológica y productiva de manera que quedemos para siempre en los furgones de cola del primer mundo. Todo ello con la inestimable colaboración de nuestra gran banca, que es banca antes que española, y de La Casta corrupta, egoísta e indeseable a la que votamos una y otra vez como ovejas estúpidas (y que me perdonen las ovejas).

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